El día en que el Rayo Vallecano derribó al Real Madrid: La hazaña del 30 de octubre de 1977
El 30 de octubre de 1977 será recordado por siempre en la historia del Rayo Vallecano como el día en que el equipo de Vallecas derribó al poderoso Real Madrid en un partido épico. Un encuentro que se jugó a las 11:45 de la mañana en el estadio de Vallecas, y que terminó con un resultado de 3-2 a favor de los locales. En ese momento, el Rayo Vallecano era un equipo recién ascendido a la máxima categoría del fútbol español, mientras que el Real Madrid era uno de los equipos más poderosos del país.
La espera y la expectativa
La expectativa en Vallecas era enorme antes del partido. El precio de las entradas oscilaba entre las 400 y las 1.200 pesetas, y los 7.000 socios rayistas debían pagar cada uno 200 pesetas para acceder al campo. El Real Madrid, por su parte, desayunó a las 08:45 antes de desplazarse al estadio vallecano. El preparador madridista, Molowny, atisbaba problemas: «Para ellos no cambia nada; nosotros no estamos acostumbrados, espero no echar de menos nuestro horario habitual».
El partido
El partido comenzó con un equipo que disputaba el partido de su vida (el Rayo Vallecano) y otro que no estaba cómodo (el Real Madrid). En el minuto 12, el Rayo se adelantó tras un balón en el área que remataron entre Francisco y Sol. El partido transcurrió sin demasiados problemas para el equipo local hasta el descanso.
La reacción madridista
En la segunda mitad, llegó la esperada reacción madridista, volcada sobre la banda derecha de Juanito. En una de sus jugadas, el extremo disparó con la izquierda y el rechace de Alcázar lo remató Pirri a la red desde cerca. Poco después, Juanito se internó por la derecha y su centro lo remató Pirri con la cabeza. El Madrid creía antes de tiempo que el partido tenía dueño.
El giro en el partido
A falta de media hora, Chus Landáburu lanzó un córner que cabeceó Tanco al anticiparse a García Remón. El Rayo se volvió a subir en el carro de la hazaña, sellada a falta de ocho minutos cuando un jugadón de Alvarito terminó con un pase atrás que remató Landáburu desde cerca. Es la locura. El Madrid ya no encontró fútbol en medio del éxtasis con el que se llegó al final del encuentro. El 3-2 entró a lo grande en la historia del Rayo.
La reacción en los vestuarios
En los vestuarios existía el lógico contraste entre la euforia y la resignación. Landáburu, autor del tercer gol, exclamaba que todo fue «una maravilla». Para Francisco, la victoria parecía «imposible a principio de temporada. Corrimos hasta el final. De algo tiene que servirnos entrenar en la Casa de Campo». Para Fermín, ese día «pasará a la historia del Rayo y de Vallecas».
La reacción madridista
Por parte madridista no había hueco para las excusas. Camacho explicaba que «sabíamos que el Rayo luchaba, pero no creíamos que jugara al fútbol con tanta fuerza». Para Santillana, en el equipo habían «pecado de novatos. Nos han podido con su excelente preparación física». Juanito fue rotundo: «No hago comentarios. Han ganado bien y punto». El goleador Pirri felicitaba al Rayo «por ganar merecidamente. Nos han superado».
El premio por la victoria
Cada jugador del Rayo Vallecano recibió 25.000 pesetas de prima por la victoria. El equipo de Vallecas terminaría la temporada en una muy honrosa décima posición. El Real Madrid ganaría la Liga de aquel año, pero el Rayo Vallecano ya había demostrado que era un equipo digno de respeto en la máxima categoría del fútbol español.